La mirada y el contacto no deberían faltar entre esas cosas que damos de nosotras mismas y que forman parte de lo que es una buena crianza, una crianza respetuosa.
Leer másUff, cómo nos cuesta escuchar a los demás… porque lo primero es educar; lo primero es hacerle saber lo que tiene que hacer o, en el mejor de los casos, por qué lo tiene que hacer; porque estamos cansadas, preocupadas, alteradas, distraídas, sin energía.
Pero nuestros hijos e hijas necesitan que las escuchen, que las miren, que las atiendan, necesitan sentir que la relación con mamá o papá no se basa siempre en el adoctrinamiento o la educación, sino en el estar, en la charla sencilla. Necesitan dejar de ser invisibles.
Para ello has de parar, hacerte consciente, escuchar lo que dice sin tener que dar necesariamente una respuesta, pero validando con una palabra de asentimiento o con la mirada atenta. Y olvídate de tener que dar siempre consejos, lecciones, avisos. Mírale a los ojos y escucha sin más.
Desde que nació Irene, he querido ser una madre consciente. Me di cuenta de que ser madre te colocaba, ante todo, en un espacio de crecimiento. Hay que ser cada día mejor persona para poder ofrecer a tu hijo/a una infancia lo más nutritiva posible. Tuve que aprender qué es el amor incondicional para construir sobre unos cimientos estables.
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